¡DEJAR HACER, DEJAR PASAR!
En el siglo XVIII, los fisiócratas franceses adoptaron esta frase “Laissez faire, laissez passer”, que significa “Dejar hacer, dejar pasar”, para explicar su doctrina de que la riqueza se debe atribuir a la naturaleza, en particular a la tierra, y que el Estado debe intervenir lo mínimo posible en la economía. En términos coloquiales, se usa para decir que hay que ser tolerante y no preocuparse en exceso por los distintos sucesos de la vida. Ahora, ¿cómo puedes utilizar esta frase, en tu vida diaria, para ser inteligente emocionalmente?.
Lo primero que debes saber, es en qué situaciones la puedes utilizar.
Respetando la libertad de escogencia de las personas
Debido a que vivimos rodeados de personas que no viven según nuestro criterio; debemos reconocer que cada ser humano en la tierra nació con la capacidad del libre albedrío, que no es más que la libertad de decidir o tomar decisiones por su propia cuenta, por lo tanto, es independiente en su forma de pensar y actuar, a veces, quisiéramos que las personas pensaran y actuaran según nuestros propios lineamientos y patrones de comportamiento, pero la realidad es que no es así, no podemos obligar a los demás a que piensen y actúen como nosotros mismos, es más nadie cambia su conducta si no ve la imperiosa necesidad de hacerlo.
Teniendo claro este concepto, de que el hombre nace libre e independiente, pues todo marcha de maravilla, cuando dejamos que cada quien vaya teniendo un desarrollo libre de su personalidad. Pero, qué sucede cuando en ese proceso, son los demás los que no nos muestran respeto, al mismo tiempo que maltratan y subyugan nuestra dignidad como personas, a veces pareciera que su felicidad fuera vernos caídos y derrotados.
¿Qué hacer?
Lo que podemos hacer es usar técnicas de la inteligencia emocional, como es, repetir en nuestra mente esta frase: “Dejar hacer, dejar pasar”. Ser conscientes de ello y confiar que el tiempo se encarga de poner a cada quien en su lugar.
Al chocar con personas que tienen una personalidad irritante
Las personas poseen cualidades y virtudes, que los distinguen, los hace únicos y que podemos llegar a admirar o sentirnos atraídos; pero también poseen defectos, como la envidia, el orgullo, la avaricia, la agresividad, la venganza, el rencor, el egoísmo, entre otros. Y si llegamos a chocar con personas que tengan estos defectos, no llega a ser una experiencia muy cómoda y placentera. Es más, cuando vamos caminando, lo primero con lo que chocamos no es con la persona que tenemos en frente sino con su energía, sea ésta buena o mala.
¿Qué hacer?
Repetir de nuevo en nuestra mente la frase: “Dejar hacer, dejar pasar”. Ten en cuenta que cada quien decide lo que quiere ser y llena su vida de lo que la quiere llenar. No somos la mejor versión de nosotros mismos, eso es lo que nos proponemos ser cada mañana cuando nos levantamos de la cama, y como esa versión está en continua renovación, pareciera que la última versión no existe. Así que, somos la peor versión de nosotros mismos que podemos soportar, eso es lo que nos motiva a cambiar todos los días. Entender que cada quien está en un proceso de maduración y transformación diferente, como las frutas, no todas maduran al mismo tiempo. Algunos, quizás no han empezado su proceso, pero ¡no es tu culpa!. Mantente ocupado en ti mismo, en buscar mejorar todos los días de tu vida, es lo mejor que puedes hacer!.
Esfuérzate por ser feliz y disfruta de este hermoso viaje llamado vida!
Hasta pronto!!
Blanca López
Experta en Inteligencia Emocional y PNL